jueves, 10 de mayo de 2012

Desarrollo de competencias , talento y técnica: los 3 peldaños del mundo de las Artes Escénicas

El talento y la técnica, en el mundo de las Artes Escénicas, quizás sean sólo el último escalón de una larga serie (o el primero, según quién y cómo lo mire). Más allá de las dotes con las que los artistas, devotos de Talía, hayan sido regalados y por encima de la dura técnica adquirida a lo largo de los años de entrenamiento, se encuentra una parte fundamental del trabajo del actor, del director y del dramaturgo: el desarrollo de competencias. 
Lo que a primera vista se disfraza benévolamente con la máscara del sentido común, puede llegar a tornarse en el menos común de los sentidos, provocando frustrantes atolladeros a la hora de presentar un proyecto escénico, dirigir una compañía o enfrentarse a una audición. 




Precisamente por ello debemos, al menos, conocer las herramientas y resortes necesarios ya que si estos son capaces de convertir ‘la peor de las ideas’ en el mejor de los proyectos, pensemos en lo que podrían conseguir con ‘la más valiosa de las creaciones’. 

 En nuestras sesiones del Seminario de Competencias nos hemos propuesto una tarea difícil pero factible: poner a disposición del alumno los conocimientos necesarios para que logre desenvolverse en el terreno profesional REAL de manera óptima, dotar a cada estudiante de los instrumentos que, como decíamos, no son tan de sentido común. Hablamos de seres humanos y, en nuestro caso, de actores: profesionales que trabajan con y para los sentimientos, por lo que el control de las emociones a lo largo de una negociación, es aún más importante.

Aunque parece evidente, necesitamos detenernos a reflexionar sobre cuestiones tan básicas como, por ejemplo, aquello que comunica nuestro cuerpo pero que no dice nuestra voz; la forma correcta de llegar al auditorio; la manera eficaz de conseguir el mayor impacto; la importancia de dirigir un equipo… Sí, tan sencillo como montar en bicicleta o comer sushi con palillos (aún recuerdo las manchas de mi camisa cuando cogí por primera vez esos sustitutos de mis adorados tenedores). 

Que parezca sencillo no significa que no pueda llegar a serlo pero, lógicamente, es imprescindible conocerlo, estudiarlo, practicarlo... dominarlo. Cuando se apaga la luz de sala y se abre el telón, los actores nos encontramos ante centenares de miradas dispuestas a embarcarse en una aventura que traspasa los límites de su realidad diaria. 

Lo que transcurre en la escena de manera natural, limpia y fluida, es el resultado de un proceso de ensayos donde se sincronizan aspectos semejantes, metafóricamente, a los complicados engranajes de un reloj. Todo tiene que estar en su punto, entrar en su momento, funcionar correctamente. Si hablamos de hacer comedia, más aún, pues el feedback con el público será clave para que todo funcione. Así, del mismo modo que durante los noventa minutos de montaje todo ha surgido de manera ‘artificialmente natural’, las competencias nos dotan de los utillajes imprescindibles que nos harán dueños de la pericia, aptitud e idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado de modo sumamente profesional.

El talento y la técnica, en el mundo de las Artes Escénicas, quizás sean sólo el último escalón de una larga serie, pero estamos convencidos de que las competencias representan, sin lugar a dudas, el primer peldaño.

Por el profesor Rafael Negrete Portillo

No hay comentarios: